Uniéndose a Siva

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Tyagajivanam Paddhatidvayam cha

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La Vida del Renunciante y los Dos Caminos

El es dharma. El no tiene nacimiento ni familia. El mora en lugar remoto, viviendo de limosnas. El ha renunciado a todo, y a todos aquellos que renuncian, El destruye sus ataduras con el nacimiento. Ustedes desconocedores, saben esto.

Tirumantiram 1616

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Tradición hindú define dos caminos: el del renunciante y la de la vida familiar. Aquí un sadhu joven se sienta meditando cerca de un río, recordando su propia elección en la vida, representada en la escena detrás de él, entre ser un monje solitario practicando yoga y un hombre casado.

 

Lunes
LECCIÓN 267
Distinguiendo Los Dos Senderos

Existen dos senderos tradicionales para el devoto Hindú cualquiera sea su linaje. El primero es el sendero del renunciante. El segundo es el sendero de aquél cabeza de familia, que guía a la sociedad humana y produce la siguiente generación. Los antiguos rishis produjeron principios bien definidos para ambos, sabiendo que aspirantes solteros se desarrollarían más fácilmente adhiriéndose a principios de no-posesión, de no involucrarse en el mundo y de brahmacharya, mientras que los hombres y mujeres casados podrían sostener el más complicado y material dharma de familia. A pesar de que los principios y pautas para estos dos senderos son diferentes, la meta es la misma – establecer una vida dedicada al desarrollo espiritual, acelerando la evolución del alma a través del conocimiento de las fuerzas que entran en juego dentro nuestro y de la aplicación consistente y sabia de ese conocimiento.

En nuestras Sagradas Órdenes de Sannyasa, los dos estilos de vida de los renunciantes Hindúes son descriptos como se muestra a continuación. "Entre ellos, algunos son sadhus, anacoretas que viven recluidos en cuevas remotas y bosques distantes, o errantes mendigos sin hogar, peregrinos itinerantes de los sagrados santuarios del Saivismo. Otros viven como célibes, en grupo con sus hermanos, a menudo en el ashram, aadheenam o matha de su satguru, pero siempre bajo la tutela del guru, sirviendo juntos para alcanzar una misión común. Cuando estos devotos se inician en la orden de sannyasa, visten túnicas de color azafrán y de esa manera se unen al cuerpo universal de renunciantes Hindú, que llega hoy día a tres millones, y cuya existencia nunca ha cesado, un grupo de hombres conectados hacia adentro en Sivasambandha, su dedicación mutua a Siva, aunque pueden no estar asociados externamente.

Podemos ver que en las tradiciones más estrictas, el camino del renunciante incluye sólo aquellos que han recibido iniciación, sannyasa diksha, de un preceptor calificado, ya que son sólo estos los que han renunciado irrevocablemente al mundo y clausurado toda otra opción para su futuro. Sin embargo, dependiendo de la tradición, el sendero del renunciante incluye en forma amplia al errante sadhu, o mendigo sin hogar, y a los sadhakas bajo votos, que se hallan preparando para un futuro sannyasa.

Hemos estudiado las tres primordiales corrientes del sistema nervioso humano. La corriente intelectual agresiva es masculina, de naturaleza mental y vista físicamente de color azul. Esta corriente se denomina en Sánscrito pingala. La corriente física pasiva es femenina, de naturaleza material. Esta corriente que es rosa o roja, es conocida como ida. La tercera corriente es de naturaleza espiritual y fluye directamente a través de la médula espinal y hacia la cabeza. Sushumna, como se denomina, es blanca amarillenta y es el canal para las energías espirituales puras que fluyen en el cuerpo a través de la médula espinal y hacia fuera a las 6.000 millas de corrientes nerviosas. Dependiendo de la naturaleza y del dharma, la energía de cada individuo se expresará como predominantemente física o intelectual – pasiva o agresiva – o espiritual. Sin embargo, en el sannyasin las dos fuerzas están balanceadas con tal precisión, que ninguna domina, y por lo tanto éste vive casi totalmente en sushumna. El monástico, ya sea monje o monja, es en cierto sentido ni masculino ni femenino, siendo capaz de todas las formas de expresión.

En ocasiones, el sadhana del renunciante es austero, a medida que quema capa tras capa de escoria con severos tapas. El viste una túnica de color azafrán, estudia las formas escrituras antiguas. Pronuncia los mantras sagrados. Se refleja constantemente en el Absoluto. Vive de momento a momento, día a día. Está siempre disponible, siempre presente y siempre abierto. No tiene ni gustos ni aversiones, sino percepciones claras.

Martes
LECCIÓN 268
El Significado de la Renunciación

Habiendo salido de su caparazón de ego, el sannyasin es un alma libre. Nada lo ata. Nada lo reclama. Nada lo involucra. Sin territorio exclusivo y sin relaciones limitantes, él es libre de ser totalmente si mismo. Si él tiene problemas dentro de si, los mantiene dentro en silencio y los trabaja. Si él habla, será solo para decir lo que sea verdad, amable, que ayude y que sea necesario. Nunca discute, ni entra en polémicas o quejas. Sus palabras y su vida siempre afirman, nunca niegan. Encuentra puntos de concordancia, abandonando diferencias y contiendas. Nadie es su enemigo. Nadie es su amigo. Todas las personas son su maestro. Algunos le enseñan qué es lo que debe hacer; otros le enseñan qué no hacer. No tiene nadie con quien contar excepto Dios, los Dioses, el guru y el poder en su propia médula espinal. Es fuerte y al mismo tiempo apacible. Es reservado y sin embargo esta presente. El enseña la filosofía básica del monoteísmo, o de la Realidad no-dual. Habla sabiamente de las escrituras Vedas y de los antiguos shastras y los vive en su propio ejemplo. Y al mismo tiempo se mantiene sin llamar la atención, transparente.

Es un hombre en el camino de la iluminación que ha llegado a cierto estado sub-superconsciente y desea permanecer allí. Por lo tanto, se ha despojado automáticamente de varias interacciones con el mundo, en forma física y emocional, y se mantiene suspendido en un estilo de vida monástico, contemplativo. El pensamiento básico sustentado en la filosofía de ser un sannyasin es ponerse uno mismo en una condición de invernadero donde el desarrollo del espíritu puede ser catalizado a una mayor intensidad que en la vida familiar, donde las preocupaciones exteriores y las evidentes responsabilidades del mundo predominan.

El sannyasin es aquél sin hogar que se mantiene sin involucrarse – amigos, familia, ambición personal – encontrando seguridad en su propio ser más que en aferrarse a manifestaciones externas de seguridad, calidez y compañerismo. El es solitario, pero nunca está solo. El vive como si fuera en el atardecer de su partida, a menudo morando no más de tres noches en el mismo lugar. Puede ser un peregrino o un sadhu errante. Puede ser un monástico contemplativo viviendo enclaustrado en un monasterio o semi-enclaustrado en un ashram. Para prepararse para el sannyasa, el aspirante deja atrás familia, amigos y viejas relaciones y avanza a un nuevo esquema de vida sub-superconsciente. Se esfuerza en ser todo poder de la médula espinal, todo luz. Cuando lo vemos intentando, aunque a veces pueda ser sin demasiado éxito pues está atravesando alguna turbulencia o desafío interno, sabemos que se está esforzando, y eso es una inspiración para nosotros. Su misma existencia es su misión en la vida. El se ha dedicado a vivir una vida de total compromiso con el sendero yoga, y con eso mantiene la vibración espiritual para los jefes de familia. Es el renunciante el que mantiene las religiones Védicas vivas en la Tierra. El mantiene la filosofía vibrante y lúcida, presentándosela dinámicamente a los jefes de familia.

Miércoles
LECCIÓN 269
El Estadio de Elección del Sendero

Todo hombre joven debe elegir entre los dos senderos – el de jefe de familia y el de renunciante. En la tradición Hindú, la decisión es tomada antes de la ceremonia del matrimonio, o en caso contrario durante la ceremonia misma. La decisión debe ser de la persona y solamente de ella. A pesar de que puede ser guiada por el consejo de los padres, por los miembros de familia de mayor edad y por los líderes religiosos, la elección es de la persona, y suya solamente en cuanto a cómo su alma deberá vivir a través de los karmas de nacimiento de esta encarnación. Ambos senderos demandan coraje, una gran cantidad de coraje, para dar un paso hacia delante y tomar las responsabilidades de la vida adulta.

En nuestra tradición hemos encontrado que es muy valioso para el joven que debe tomar esa decisión, pasar un tiempo en un monasterio Hindú donde él puede vivir la vida de un monje por un período de seis meses o más y recibir entrenamiento espiritual y religioso que va a mejorar su carácter para un futuro positivo, sin importar cuál sendero elija. Unicamente viviendo un tiempo como monje, podrá comprender verdaderamente el camino monástico, y le dará poder para tomar una decisión sabia entre ese sendero y el dharma tradicional del jefe de familia, edificando una familia y sirviendo a la comunidad. Uno de los mejores momentos para esta estadía alejada del mundo, dejando de lado las preocupaciones usuales de la vida, es inmediatamente luego de concluir la escuela secundaria o en una vacación intermedia. Entonces, luego de una temporada en el monasterio, se debe efectuar una consideración firme y positiva, consultando a la familia y a los mayores con referencia a cuál de los dos senderos desea seguir. Una vez que esta decisión es tomada y el preceptor de la familia da su bendición, la ceremonia de elección del camino, Ishta Marga Smaskara, se lleva a cabo, en presencia de la comunidad religiosa a la que pertenece, haciendo así pública su decisión.

La elección del sendero es un punto de partida, es apuntar en una dirección, es declarar una intención. El matrimonio se vuelve un compromiso de por vida sólo cuando los votos matrimoniales han sido dados. Esto es precedido por meses e incluso años de búsqueda de la pareja, proceso que motiva el juicio acertado de las dos familias, de los ancianos de la comunidad, de los líderes religiosos y de aquellos entrenados en juzgar compatibilidades astrológicas. La vida del renunciante en nuestra tradición Natha y en muchas otras, se vuelve un compromiso de por vida, una vez que los votos finales de renunciación al mundo son pronunciados. Esto es precedido por diez años o más de entrenamiento durante los cuales el postulante monástico renueva periódicamente votos temporarios, en intervalos de dos años. Durante este largo tiempo de entrenamiento, el sadhaka es libre de decidir no renovar los votos en cualquier instancia, y optar en su lugar por el sendero de jefe de familia y ser bienvenido por la comunidad familiar. En algunos linajes, no se pronuncian nunca votos formales pero existen normas de conducta que son comprendidas tradicionalmente, cánones sociales y protocolos a los que adherirse. Ya que elegir el sendero del renunciante no es lo mismo que tomar un puesto en una corporación. Elegir el sendero del renunciante es adoptar una forma de vida, una actitud de ser.

Podríamos decir que uno no elige renunciar, sino que es elegido por la renunciación, cuando el alma ha madurado al punto que el mundo no mantiene una fascinación vinculante. Al mismo tiempo que el renunciante considera acerca de la realidad práctica de a cuál orden se unirá, es de vital importancia que lo haga sin buscar un lugar o posición en una orden en particular, sino que lo haga como un espíritu libre, sin trabas, guiado por su satguru, deseoso de servir en cualquier lugar y en todo lugar al que es enviado, ya sea en el ashram central de su guru, en un centro distante, en el monasterio de otro guru o solo en un sadhana independiente. El sendero preciso es definir el sendero mismo. Luego, sigue adelante con confianza.

Jueves
LECCIÓN 270
El Camino del Soltero

Por supuesto no todos necesariamente son capaces de emprender el camino en la vida con total claridad. Por consiguiente, ambas, la comunidad de los renunciantes y la de los jefes de familia, aceptan aquellos solteros que no son egoístas o inmoderados, que se reúnen en sus ambientes hogareños, compartiendo dinero, comida y culto. Existe en la cultura Hindu el camino del devoto no casado, quien, ya sea hombre o mujer, viste de blanco y renuncia al dharma familiar, sin necesariamente pertenecer a un ashram, o ser errante como un sadhu o seguir un régimen monástico. Este no es un sendero formal pero es un estilo de vida espiritual que si es llevado a cabo exitosamente, es una alternativa para aquellos que no pueden seguir unos de los dos senderos tradicionales. Los solteros que han logrado vivir armoniosamente con uno o con más individuos de condición similar, pueden ser dignos de entrar en ashrams en asociación con un guru y bajo la autoridad de una disciplina rigurosa mayor que la que ellos podrían exigirse a si mismos.

Este podría ser llamado el camino del soltero o de la soltera espiritual – el brahmachari o la brahmacharini. Estos son hombres y mujeres humildes, a menudo bajo votos simples, y quienes no siguen el sendero tradicional del renunciante, pero que tampoco tienen intención de casarse, y que por lo tanto se mantienen célibes y se dedican a servir a Dios, a los Dioses, al guru y a la humanidad. Entre ellos se encuentran aquellos que se hallan aún decidiendo entre los dos senderos, aún a una avanzada edad. En general este camino no incluye aquellos cuyo cónyuge ha fallecido o que han sufrido un divorcio, ya que ellos son considerados aún esposos, ni incluye aquellos cuyos pesados karmas les imposibilita entrar una orden tradicional ya sea por una o más razones. Esta vida del soltero o de la soltera puede, cuando se lleva sinceramente y estrictamente, ser una vida dichosa y útil en servicio de dharma y de logros de metas espirituales. Esto es siempre que el devoto no se aísle sino que persistentemente y ansiosamente sirva a la comunidad familiar y a la comunidad renunciante con esfuerzo dedicado y cooperativo, y que se lleve bien en armonía con otros, con amor y confianza, en espíritu de verdadero Sivathondu, servicio a Siva, nunca apartándose de los demás, sino esforzándose lo mejor posible para servir desinteresadamente y de todo corazón. La cooperación positiva de su incansable energía es verdaderamente reconocida en los tres mundos.

Existe otro grupo que no tiene sendero. Que ni se casan ni siguen el camino de disciplina y que no tienen moderación, que no están dispuestos a vivir con otros y de beneficiarse acelerando sus karmas a través de la interacción, de modo de que esto pone muchos de sus karmas a la espera de otra vida. Estas almas piensan que están progresando espiritualmente, pero en realidad están creando nuevos karmas indeseables a través de un estilo de vida egoísta de no-responsabilidad y de egocentricidad no examinada. Ellos no se dan cuenta o no aceptan que la interacción con otros, ya sea jefes de familia o monásticos, es necesaria para traer pronto a la luz karmas a ser resueltos en esta vida y quizás en la próxima, y el evitar a otros no ofrece ningún estímulo para el progreso.

Estos hombres y mujeres solteros se pueden engañar pensando que ellos son sadhus, mendicantes, yoguis o místicos, pero en realidad ellos han inventado sus propias rutinas que no armonizan con el sendero sadhu de la rigurosidad y la tradición. Siguiendo su auto-elegido y auto-definido sendero, ellos no le responden a nadie y por lo tanto se halan en el síndrome del evitar ingeniosamente.

Ellos son considerados como niños por los renunciantes y por los jefes de familia. Ambos grupos trabajan constantemente para enderezar a estos adeptos obstinados y sin reglas, para llevarlos a un estilo de vida de comportamiento desinteresado, de interacción con otros, alentándolos a reemplazar sus esquemas y preferencias egocéntricas con las elevadas cualidades del servicio desinteresado, de involucrarse con un grupo, y por sobre todo, de prapatti, humildad, sumisión total a la Divinidad dentro del templo y de ellos mismos. Se los alienta a superar el enojo y la venganza, el temor, los celos, el conocimiento intelectual evidente, y la locuacidad con el sadhana del silencio, mauna, para producir la humildad necesaria para progresar espiritualmente en esta vida. Muchos, sin embargo, están comprometidos muy sinceramente a no comprometerse. Aunque puede parecer extraño, estas almas sin guía despilfarran su tiempo asignado para guía y luego piden más. Aquellos que no siguen ninguno de los dos senderos, son una carga diaria para ambos, el jefe de familia y el sannyasin.

Viernes
LECCIÓN 271
Aquellos que No Siguen Ninguno de los Dos Senderos

Para el desarrollo espiritual en el sendero de la iluminación es necesario vivir rodeado de otros, ser leal, honesto, no promiscuo, asentarse y establecer una rutina de cooperación o vida comunitaria. El vivir con otros – incluso compañeros que piensan, creen y que han adoptado las mismas disciplinas espirituales y religiosas – otorga la carga de buena conducta, la resolución pronta de problemas y un permanente compartir, dar y ayudar durante las adversidades y las alegrías que aparecen naturalmente cuando se vive con otros.

Aquellos que no tienen moderación, no tienden a compartir compañerismo en una familia, en un ashram o comunidad espiritual, ya que llevarse bien con otros es trabajoso, molesto y hasta imposible de imaginar. Su subconsciente está tan lleno de escoria que su soledad los alivia de alguna manera – a través de descontrol en el Internet, en los dulces, en la comidas preferidas y evitando cualquier clase de confrontación que pueda provocar enojo o apartamiento y desvanecimiento del pequeño "yo" en identidad dentro de un grupo donde se comparten kukarmas y sukarmas a medida que su vida en el sendero espiritual asciende y asciende y asciende.

Todos los gurus deberían no aceptar y expulsar a estas personas de sus ashrams, para que no se vuelvan detractores consumados y que erijan un emplazamiento en el Internet en contra de ellos. El único propósito que ellos tienen es el de infiltrarse, diluir y destruir – no siempre en forma consciente quizás, pero sí subconscientemente – y degradar todo al nivel al cual ellos se encuentran. Los conflictos inciertos que ellos crean, donde nadie está exactamente correcto y nadie exactamente equivocado, detienen el trabajo espiritual, la misión del linaje, temporariamente, quizás simplemente por un momento, por una hora o por un día. Su misión de predicar indecisión entre aquellos que han decidido, ha sido llevada a cabo. Cuando se cansan de su nuevo ambiente y están listos para seguir adelante, se infiltran en otro grupo, esforzándose por llevar con ellos a aquellos que han convertido a su manera de pensar. Todos los satgurus, gurus, swamis, líderes de ordenes Hindu y también aquellos de otras creencias, han identificado este problema y están alertas de la potencial infiltración, dilución y desbaratamiento de su grupo por aquellos que no pertenecen ya que no seguirán con los esquemas aceptados y por el contrario intentarán cambiarlos, diluirlos en la nada que encontrarían en su interior si fueran capaces de pasar uno o dos momentos a solas.

Otras creencias son un poco más disciplinadas en exigir que los seguidores se conviertan totalmente a la denominación particular y no admiten en sus santuarios, monasterios y cuerpos administrativos aquellos que no han tomado un compromiso fuerte. Es aquí donde yace el problema para las organizaciones basadas en el Hinduismo, el aceptar miembros de religiones Abrahmicas, creencias que se hallan, por propia proclamación, dedicadas a la destrucción del Hinduismo. Devotos verdaderos, nacidos miembros del Hinduismo, nunca se volverán contra la causa que ellos defienden, tampoco lo harán aquellos que se unieron a la creencia por adopción o conversión válidas – ya que al hacer su compromiso inquebrantable, ellos hicieron sacrificios, ya sea herencia familiar o alejamiento de su comunidad, así como lo que judíos, cristianos y musulmanes han debido encarar para dejar su grupo y convertirse al Sanatana Dharma. La palabra aquí es compromiso con una religión establecida y convertirse totalmente a ella, cortando con cualquiera y con toda afiliación previa. De la misma manera no debe existir ninguna tolerancia de condiciones inarmónicas. Muchos gurus viven rodeados de conflictos entre seguidores, como una forma de vida. No es extraño entonces que ellos mueran antes de tiempo.

Siempre ha sido mi consejo a gurus y swamis que impongan soledad como prayaschitta, penitencia, a los disidentes que se han infiltrado. En su soledad ellos experimentarán el tormento de sus propias faltas, y su alejamiento será inminente, o si no en su soledad, su alma podría surgir y comunicar un mensaje a su mente errada – quizás preprogramada por otros que lo enviaron para destruir el grupo – y liberarlos del sendero destructivo y perjudicial en el que se encuentran. Aquellos dentro del ashram que siguen un sendero elevado, un entrenamiento para verdadera renunciación, están libres de estos detractores. Los detractores están también libres de encontrar un buen cónyuge y establecer buenas familias dentro de los confines de su creencia. Todo grupo tiene inadaptados así cada tanto. Los gurus y swamis prudentes los descubrirán y harán que se vayan antes de que creen demasiados karmas malos que gravemente impactarán su próxima vida.

Muchos devotos preguntan acerca de la realización en medio de la vida familiar, no renunciando al mundo sino simplemente cambiando tu actitud frente a la vida. "Yo renuncio al mundo mentalmente, y por lo tanto soy un sannyasin." La realización en la vida familiar es en los chakras anahata y visuddha, que luego estimulan los chakras superiores en habilidades psíquicas de varios tipos: proyección astral, predicción del futuro, lectura de reencarnaciones de vidas pasadas, y muchos otros. Estas realizaciones estabilizan las familias, especialmente a los ancianos de la familia extendida cuando tres generaciones viven en una misma casa. Sin embargo, el hombre de familia no buscará el Parasiva atemporal, sin forma y sin causa, ya que esto sería el cimiento, el punto de partida para desapegarse de la familia, y él nunca volverá atrás. Renunciar al mundo puede no ser posible, pero si él continúa buscando la transformación total, el mundo renunciará a él. La familia encontrará a este nuevo mendicante incompatible con sus deseos y metas. La esposa encontrará al marido más interesado en sí mismo que en ella, con dificultades para mantener un flujo económico, para continuar con los deberes familiares, desagrado por trabajar en el mundo, y con deseo de retirarse a cuevas en las montañas o al menos a un pacífico bosque. Todos estos pensamientos, deseos y sentimientos se manifiestan en abandono de los deberes familiares, o grihastha dharma, y su pena es demérito y el rompimiento de los votos de cumplir ese dharma. De esta manera puedes ver el dilema en que uno se enreda al atravesar la línea de fuego sin la preparación, calificaciones e iniciaciones apropiadas. Es la iniciación sannyasa la que da el permiso, el punto de partida para la experiencia de Parasiva y las consecuencias de la transformación. Esto es lo que las túnicas naranjas significan en órdenes que establecen para sí mismas este ideal como la verdadera meta.

Sábado
LECCIÓN 272
Un Mensaje Para los Sannyasins

Para delinear en más detalle la naturaleza de la vida del renunciante, me gustaría compartir contigo esta carta que escribí para los sannyasins de mi orden Saiva Siddhanta Yoga. Constituye la introducción a la Orden Sagrada de Sannyasa, los votos y los ideales por los que viven.

"La primer parte de tu vida fue vivida para ti mismo; la segunda parte será vivida al servicio de otros, en beneficio de tu religión. Tú has sido probado y examinado durante años de entrenamiento y desafíos y te has probado a ti mismo digno de vestir el kavi, las túnicas naranjas, y de llevar a cabo el ilustre dharma sannyasin Saiva."

"El sannyasin escucha de cerca a Siva y libera el pasado a una muerte externa. El recordar el pasado y vivir los recuerdos los traen al presente. Aún el pasado distante, una vez recordado y pasado por la mente se vuelve el pasado más cercano al presente. Los sannyasins nunca recuerdan el pasado. Nunca se permiten recuerdos de la persona olvidada que ellos han liberado. El presente y el futuro – no existe en ninguno de ellos seguridad para el sannyasin. El futuro atrae; el presente impulsa. Como escribiendo en las aguas, las experiencias del sannyasin no dejan marca, no dejan samskaras para generar nuevos karmas para un futuro no buscado. El camina hacia el futuro, o hacia los diversos vrittis de la mente, dejando ir al pasado, dejando ser a lo que es, y siendo sí mismo entre ello, avanzando hacia un servicio aún más dinámico y a un conocimiento aún más profundo. Sé audaz, joven sannyasin. Sé audaz, viejo sannyasin. Deja que el pasado se disuelva y une sus imágenes en el sagrado río interior. Deja que el presente sea como las imágenes escritas sobre la superficie calma del agua. El futuro no te muestra atractivo. El pasado no te muestra ataduras, no vuelta a experiencias inconclusas. Aún en el amanecer del día, camina hacia tu destino con la valentía emanada del saber que las escrituras Saivitas proclaman tu vida de sannyasin más grandiosa que cualquier otra grandeza. Deja que tu vida como sannyasin sea una de regocijo, estricta pero no restrictiva, ya que este no es el sendero del martirio o de la mortificación. Es la realización de todos los esquemas experimentales previos, el sendero más natural – el camino directo hacia Dios, el San Marga – para esas almas contentas y maduras. Deja atrás todo lamento, toda culpa y astucia, otros preservarán todo a lo que tú renuncias con orgullo. Deja que hasta las dificultades del futuro sean encaradas animosamente."

"Nunca dejes de buscar refugio en tu Dios, en tu guru y en tu Grandioso Juramento. El que has elegido es el camino más elevado. Es la culminación de innumerables vidas, y quizás la última en el océano de samsara. Sé el alma noble para lo cual viniste a esta Tierra, y eleva a la humanidad con tu ejemplo. Conoce con certeza más allá de cualquier duda que este es el sendero más grandioso y glorioso de la vida, y el sendero singular para aquellos que buscan la realización de Dios, el tesoro místico reservado para el renunciante. Sabe también que la renunciación no es meramente una actitud, una postura mental que puede ser asumida de la misma manera por un jefe de familia que por un renunciante. Nuestras escrituras proclaman que ese es un concepto falso. La verdadera renunciación debe ser renunciación completa.; debe ser incondicional. No hay lugar en las alturas del San Marga para manipulaciones mentales, para renunciaciones pretendidas o para medio sadhana. Haz que tu realización sea completa. Toma la resolución de que será una perfecta renunciación, un completo dejar ir. Deja ir las ataduras. Sé el alma sin obstáculos que tú eres. Sé el espíritu libre, sin trabas y sin temor, que se remonta por arriba del clamor de la discordia y de las diferencias, y sin embargo apoyando de todo corazón y valientemente los principios Saivitas en contra de aquellos que se infiltran, diluyen y destruyen. Todo lo que necesites se te proveerá. Si existe algún residuo de ataduras, córtalo sin piedad. Deshazte de él completamente. Haz que ésta no sea una renunciación parcial, sujeta a futuros deseos, a esquemas futuros mundanos. Dadle todo a Dios Siva, y nunca lo tomes de vuelta. Hacer esta renunciación suprema requiere una madurez superior acoplada con un coraje intrépido. También requiere que la rueda de samsara haya sido vivida totalmente, y que la vida no ofrezca otra fascinación o encanto."

Domingo
LECCIÓN 273
Un Nuevo Nacimiento Espiritual

"A través de la experiencia el alma aprende acerca de la naturaleza de la alegría y la tristeza, aprende bien a manejar las fuerzas magnéticas del mundo. Solamente cuando este aprendizaje es completo, se hace posible el verdadero sannyasa. De lo contrario, el alma, aún inmadura, volverá al torbellino de la experiencia, sin importar qué votos hayan sido pronunciados. La verdadera renunciación viene cuando el mundo renuncia al devoto. El sannyasa es para aquellos consumados, para las grandes almas, las almas evolucionadas. No se debe malentender sannyasa como la vía de obtener algo – obtener iluminación, obtener punya, o mérito. El sannyasa llega cuando todo lo que se puede obtener se ha concluido. No es obtener algo, sino debido a que eres algo, debido a que estás listo para dar tu vida y tu conocimiento y tu servicio al Saivismo, es que entras a la vida del sannyasin. El kavi, o túnica color azafrán, es la insignia real del sannyasin. Aquellos vistiendo kavi en el mundo son tus hermanos, y debes sentirte uno con cada uno de estos cientos de miles de soldados interiores."

"Los ideales de la renunciación, así como son practicados en el Sanatana Dharma son completamente delineados en estas Ordenes Sagradas de Sannyasa. Vive a su nivel lo mejor que te sea posible. No necesitas ser un santo o un jivanmukta para entrar en la orden del mundo antiguo de sannyasa. La renunciación en su sentido más íntimo es un proceso gradual. No sucede instantáneamente cuando se pronuncia un voto. No confundas sannyasa diksha con el final del esfuerzo, mas míralo como un nuevo nacimiento espiritual, el comienzo de un esfuerzo renovado y de desafíos aún más difíciles. Habrá aún karmas para ser vividos a medida que el alma continúa resolviendo las ataduras sutiles, o vasanas de esta vida y de vidas pasadas. No es suficiente que hayas alcanzado un conocimiento de la necesidad de tyaga. Es suficiente que tú renuncies en el espíritu correcto y que te comprometas a enfrentar cada desafío como corresponde a esta tradición, trayendo honor a ti mismo y a tu religión."

"Finalmente, te haces cargo de preservar y defender las enseñanzas del Parampara Guru Siva Yogaswami y del Saiva Dharma como se presenta en "Danzando con Siva"- Catecismo Contemporáneo del Hinduismo y la Sagrada Biblia de la Religión Siavita Hindú. Se te advierte acerca de ser influenciado por otra fe o creencia extraña. Tú eres la bodega, el almacén donde se mantienen los tesoros invaluables del Saivismo, seguros y accesibles a generaciones futuras. Todo aquél que acepta estas Ordenes Sagradas acepta una vida desinteresada en la cual todos los monásticos trabajan sus mentes al unísono, manteniendo así el sangam fuerte y efectivo. No debes cambiar de rumbo del San Marga, ni seguir un sendero individual, ni mantenerte alejado o apartado de tus hermanos monásticos. La vida que entras ahora es una vida seria, una que únicamente un sannyasin puede sobrellevar. Recuerda y enseña que Dios es, y que está en todas las cosas. Esparce la luz del Gran Dios, Siva – Creador, Preservador y Destructor, inmanente y trascendente, el Compasivo, el Lleno de Gracia, Aquel sin segundo, El Señor de Señores, el Principio y Fin de todo lo que existe. Anbe Sivamayam Satyame Parasivam."